Un año después del asesinato de Fernando Báez Sosa, ocurrido el 18 de enero de 2020 a las cercanías de la disco Le Brique en Villa Gesell.
Un año después del asesinato de Fernando Báez Sosa, ocurrido el 18 de enero de 2020 a las cercanías de la disco Le Brique en Villa Gesell, podemos ver la vida de los acusados hasta el día de hoy, el perpetrador principal del crimen, Máximo Thomsen fue acusado en conjunto con su grupo por delito de homicidio agravado por alevosía, agravado por la participación de una o más personas. Las pruebas, que implicaban principalmente a Máximo como el líder del grupo lo muestra al frente del grupo en la vereda de la disco donde se encontraba Fernando.
Según los testigos, Thomsen se encontraba gritándole a su víctima instándole a que se levantara, incluso con los gritos no se encontraba ningún policía presente en la cuadra que llegara para socorrer a la víctima. A pesar de todo se logró encerrar a Thomsen y se realizó una redada en la casa donde el criminal y sus amigos convivían donde se pudo incautar unas zapatillas que tenían sangre de Fernando sobre ellas.
La cárcel presento un cambio de ambiente tan radical que Thomsen ni sus amigos lo esperaban, especialmente si tenemos en cuenta que estaban en uno de los penales más sobrepoblados de la provincia, ya que encontraron hostilidad de parte de los reclusos, los cuales gritaban amenazas e insultos además de bromear sobre pelear contra ellos usando objetos punzantes solo para robarles las zapatillas.
Además de esto surgieron rumores de que se les empezó a proporcionar privilegios VIP, como visitas de familiares fuera de horario regular, vigilancia en las duchas, y consuelo proporcionado por psicólogos y pastores. Estas acciones fueron mal vistas por otros reclusos argumentando sobre sobornos.
Thomsen desmiente los rumores aclarando que no existe tal trato de parte de las fuerzas de la ley, que viven sometidos por las constantes amenazas de los presos que van desde el asesinato hasta la violación. Además Thomsen asegura de que no hubo líder alguno durante el crimen, por lo cual cualquier intento de enmarcarlo a él como líder intelectual de este lo verá como un acto deshonesto.
Thomsen y los otros siete rugbiers solicitaron arresto domiciliario debido a la falta de condena ven innecesario la reclusión en la Alcaidía alegando que pueden ser controlados con una pulsera electrónica.
El fiscal general de Dolores, Diego Escoda, ve difícil que se les sea otorgado el arresto domiciliario